lunes, 20 de abril de 2020

Película: "La Guagua aérea", adaptación cinematográfica del ensayo "La guagua aérea" del escritor Luis Rafael Sánchez




Biografía:

     Luis Rafael Sánchez nació en el año 1936, en Humacao, Puerto Rico. Actualmente es considerado como uno de los escritores puertorriqueños más grandes de los últimos tiempos.  Es un Dramaturgo, cuentista y novelista portorriqueño nacido en Humacao. En 1948 su familia se muda a San Juan y recibe educación primaria y secundaria en colegios públicos. Interesado en las artes dramáticas, comienza su carrera artística como actor mientras estudia, trabaja en la radio, y se convierte en dramaturgo después de su graduación. Ha sido profesor en distintas universidades de los Estados Unidos y beneficiario de la beca Guggenheim, que le ha permitido hacer viajes de investigación por el mundo. Escribe en revistas y periódicos, crítica de arte y literatura, crítica social, e impresiones. Su estilo se identifica con lo barroco y lo carnavalesco, y su lenguaje es una ruptura con las normas de lo aceptado en la literatura. Crítica las normas sociales, según el género, la raza y el estatus socio-económico y político. Es autor entre otras obras de las novelas La guaracha del Macho Camacho (1976) y La importancia de llamarse Daniel Santos (1989), de las obras teatrales Los ángeles se han fatigado (1960), Farsa del amor compradito (1960), La espera (1960), La hiel nuestra de cada día (1962), La pasión según Antígona Pérez (1968) y Quíntuples (1985), y del libro de cuentos En cuerpo de camisa (1966).  

Análisis:

     La guagua aérea (1994) es un ensayo, llevado al cine por el director Luis Molina que retrata con humor e ironía la migración puertorriqueña a Nueva York.  En otras palabras,  los pasajeros emprenden la travesía en búsqueda del sueño americano y de tener una vida mejor.  El escrito al igual que la película pretende que el lector y el espectador reflexionen sobre el tema de la emigración y vean que el dejar su isla conlleva esfuerzo y hay que luchar por obtener las cosas, pero sin dejar sus raíces, su cultura y su identidad.  El irte de tu patria crea nostalgia pero la resiliencia te ayuda a superarte y a impedir que te conviertas en otra persona.  En el fondo con la jocosidad y la rimbombancia el director lleva a la pantalla la esencia del escrito, que es que el puertorriqueño deja la isla pero siempre “yo sería puertorriqueño aunque naciera en la luna’, como bien dice Corretjer.


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