El espíritu de Acción de Gracias invita a compartir: los alimentos, los recuerdos y también las palabras. La lectura puede ser parte de ese encuentro, un momento para reunirnos alrededor de una historia que despierte reflexión o emoción.
Cuando leemos en compañía, la lectura deja de ser un acto individual y se convierte en un lazo. Escuchar la voz de otro narrando un cuento, un poema o una anécdota nos conecta y nos recuerda la importancia de estar presentes.
“Las historias compartidas son semillas de unión. Alguien lee, otros escuchan, y todos aprenden a agradecer.”
La gratitud también se aprende leyendo juntos. Un texto compartido puede inspirar conversación, risa o silencio, pero siempre deja una huella que fortalece los lazos humanos.
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